En su editorial del sábado se subraya la crisis que implica la pérdida de una autoridad positiva en los colegios. Los profesores, en su rol de formadores, requieren de un reconocimiento como autoridad en los procesos de enseñanza y, es necesario el apoyo de apoderados, actores sociales y autoridades políticas para poder ejercer esta autoridad sin fisuras. Si cada decisión de los docentes es cuestionada y judicializada, no podemos ejercer la labor de guía para apoyar y desarrollar las capacidades de los estudiantes.
Este escenario de abandono, les inhibe de ejercer su rol con la confianza y autonomía que se requiere. En muchos casos, la propia autoridad de la sala de clases no es protegida ni resguardada.
Se trata de una crisis que se expresa en tres ámbitos: en la conducta de estudiantes y apoderados, en la percepción que tiene la Encuesta Nacional de Autoestima Docente por Katha y Arupa, y en la falta de respaldo que reciben los formadores, especialmente en contextos de violencia escolar.
Para reconstruir una autoridad positiva y formativa en el aula, es urgente que las instituciones educativas y la sociedad en su conjunto den un apoyo decidido y claro a la figura del docente. Sin ello, no podremos revertir la crisis que enfrentan nuestros jóvenes.
Magdalena Plant R.
Profesora y directora de colegio
Asociación de Educadores de Chile
Profesora y directora de colegio
Asociación de Educadores de Chile